Los que navegan por mi mar...

lunes, 13 de febrero de 2012

Comunicación sin palabras....


La pobreza y la tristeza, no siempre de la mano van. Conocí a un niño pequeño, delgado, morenito y desnudo como vino al mundo. Era mudo, pero su mirada hablaba por los codos. Me miró a los ojos, me tomó de la mano y me acompañó. Todo el día anduvo conmigo de un lado a otro, mostrándome pequeños lugares, mostrándome su pequeño mundo. Un mundo sucio a los ojos de los demás, pero rico y completo para sus ojos llenos de ilusión, de niño perfecto. Su mundo fue mi mundo por unos extraños momentos, y comprendí, la riqueza que albergaba y la pobreza de la que venía yo. No somos capaces de reír y mostrar nuestras vidas tal cual, sin tapujos, sin demostraciones de nada, sólo por compartir, por acompañar, por comunicar...






5 comentarios:

  1. si ,esta vida son cuatro días , mal contados y las cosas mas importantes se relegan por el sinvivir del día a día , es preciso tomar distancia de ese malvivir , relajarse , levantarse con un a sonrisa ,tomar aire y vivir de verdad .Te deseo que encuentres ese sitio que vivas ........llevas el camino y me alegro.manolo

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  2. Yashira me gustaría enseñarte el camino, pero no se puede vivir anclado en el pasado cuando tienes tanto futuro por delante, vivimos en un mundo de posesiones pero los que menos tienen, los que no han sido tentados por nuestro mundo de derroche son mas felices. He visto muy de cerca a niños con juguetes muy caros y jugaban con el más sencillo, otros hacen sus juguetes los encontrados en el basurero.

    Camina con la frente muy alta y no mires atrás.

    Un beso,

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    1. Gracias Ricardo por tu consejo, si, camino con la frente muy alta... se que puedo...y aunque mire atrás, es inevitable, también se que ahí no queda nada, el futuro siempre está delante. Pero lo más importante es el presente, el "aquí" donde vivimos.

      Un saludo y mi agradecimiento por tus visitas. Hasta pronto.

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  3. Coincido contigo: "la pobreza y la tristeza, no siempre de la mano van" no hay más que salir a la calle y ver esos gestos agrios enfundados en abrigos caros, o miradas consumidas por esta o la otra obsesión escondidas dentro de lujosos automóviles... Tal vez si empezaran a repartir un poco, a dejarse llevar un poco por su generosidad (que en algún lugar de sus interiores habita) el mundo podría compartir más sonrisas.

    Saludos :)

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