Desde que te conocí, estuviste pendiente de mí.
Coincidimos y compartimos amigos, risas, contínuo festejar.
Aquella noche, fue especial; me hablaste de tu necesidad,
fue noche de ilusiones ruegos y promesas.
Dudé, pensé, pero con decisión te acepté.
Tus ojos me hablaban de amor,
tus manos acariciaban con precaución,
nunca de tí llegaba nada perturbador.
Estabas ahí, la distancia no era barrera,
acompañabas cada momento de mis días,
estuvieras donde estuvieras.
¿Por qué de pronto todo cambió?
Se abrió un abismo entre tú y yo.
Dudas, malentendidos, vaya a saber Diós;
pero mi vida se partió en dos.
En tus ojos ya no había amor,
tus labios no me buscaban con ardor,
y tus manos dejaron de ser palomas
que volaban sobre las dunas
protegidas por tu guardián celador.
Busqué respuestas imposibles, esperé cambios increíbles,
recé para que la cordura se impusiera sobre los deslices.
Mi lucha no sirvió, y mi desolación lo aceleró.
El adiós planeó durante días, en imparable muro se convirtió.
Hoy ya nada queda, sólo una distancia inmensa,
y a nuestro lado otros cuerpos, otras manos,otras soledades
pugnan por entendernos, quieren conocernos,
salen perturbados, doloridos, de nuestras heridas
salen cactus que los clavan en espinas.
Quisiera abrazar sus vidas protegiéndoles de la caída.