El ancho mar,
como lienzo blanco, espumoso,
proclama su brindis neutral,
brindis de estrellas tejedoras del mal.
No nos rescatarán,
los náufragos de vidas pasadas
no nos dejamos recuperar,
permanecemos al fondo del precipicio.
Permanecemos cubiertos de capas de coral,
bajo marismas de lodos,
bajo montañas sumergidas
repletas de residuos tóxicos.
La cadena del ancla
arrastra furiosa la vida,
arrebata al miedo el arrepentimiento
descorchando botellas llenas de cuerpos.
Desde puertos lejanos acudirán a rescatarnos.
Diferentes banderas, idiomas, leyes,
nada podrá contra la destrucción que acecha,
el auto exterminio inició la cuenta atrás.
Las olas siembran cadáveres, mientras
germina la muerte tras sueños robados,
descarnados cuerpos embarrancados
agazapados bajo el cieno negro y letal.
No, ni redes, ni estrellas,
los náufragos no nos dejamos recuperar,
ni anclas, ni puertos,
la muerte acecha bajo el ancho mar.
Ahora sabemos una verdad,
hace mucho, nos dejaron de respetar.
Negaron la vida y mataron la mar.
© Yashira 2019